El blanco. El color más neutro de la paleta y, al mismo tiempo, el que aporta más luz.
Una hoja en blanco; nos invita a soñar, a imaginar, proyectar, a conseguir hacer lo que queramos con un espacio, porque no hay nada que nos limite.
A veces temido, casi siempre adorado. Siempre adecuado.
Lugares oscuros y lúgubres pueden convertirse en alegres y luminosos con sólo unos brochazos de blanco.
Personalmente, encuentro que hay determinados elementos que «tienen» que ser blancos: Especialmente la ropa de cama. No hay nada mejor que meterse en una cama de sábanas de hilo blanco, perfectamente planchadas, frescas, impolutas..
Ducha abierta con alicatado en blanco con azulejos tipo «metro de París».
Tonos blancos en pared y cortinas, en una decoración fresca con toques verdes de naturaleza.
Módulo irregular lacado en blanco. Maravilloso como biblioteca, o incluso vacío a modo de escultura.
Mirador con «look» industrial. Estructura metálica a la vista. Mezcla de moderno con la piedra pintada en blanco del muro.
Simplemente, relax!
Indudable estilo nórdico. Blanco por doquier. Suelo, paredes, mobiliario…Acogedor.
Simplicidad al máximo. Todos los elementos blancos. Paz y sosiego para trabajar. Detalle silla «panton» en el mismo color.
Blanco y paja. Materiales y colores neutros.
Pared cara vista pintado en blanco. Estética industrial cuidada.
No sólo hay un blanco: tantos como quieras.
Tela y más tela. Maravillosa combinación de cortinas, madera alfombras…
El blanco nos enmarca algo. Al fondo, el árbol, la vida.
Detalles; que nunca condicionan y nos hacen la vida más agradable.
LOVE WHITE